El reino del revés

El baile de Año Nuevo había llegado más rápido de lo que esperaba, pero se alegraba por dos motivos al menos. En primer lugar porque necesitaba divertirse un poco y tenía ganas de esa fiesta, y por el otro lado esa noche anunciarían quiénes habían salido campeones para el Torneo de los Tres Magos. De igual modo, durante el mismo 31 de Diciembre, no se había mostrado ansiosa, como muchos de sus compañeros. Además ya tenía lo que iba a usar- gracias a la ayuda de Nessie- y por lo demás no tenía que pensarlo demasiado. Hasta que faltaron escasas horas para aquel evento había estado paseando por el castillo, leyendo algún libro o bien haciendo algo de música. Faltaba poco más de una hora cuando decidió regresar a su habitación para empezar a arreglarse. No había quedado en ir con nadie, aunque no le preocupaba ya que vería a sus amigos allí, no sería la primera vez que iba a una fiesta sin compañía pues era lo de menos. Solo había una cosa que debía tener en cuenta, evitar a Kay como últimamente había estado haciendo, por varios motivos en lo que prefirió no pensar.

Una vez que estuvo lista, decidió esperar un poco antes de salir de la Torre Ravenclaw, pues tampoco quería ser de las primeras en llegar. Es más, esperó a que pasara un poco desde el comienzo de la fiesta antes de dirigirse hacia allí. Cuando pasó por la Sala Común notó que estaba prácticamente vacía, excepto por Joao, un chico con el que había entablado una buena relación a pesar de que era su primer año en Hogwarts. Antes de salir hacia la fiesta decidió acercarse a él y preguntarle si es que no iría al baile, le resultaba extraño. Al parecer, Joao no quería ir para no sentirse acosado por el estudiantado femenino y le entendió, así que no tuvo mejor idea que preguntarle si quería que lo acompañara. Al menos hasta que entraran a la fiesta, y claro sólo como amigos. El Ravenclaw aceptó así que allí fueron.

Muchos ya estaban ahí, miró hacia un lado y otro para buscar a sus amigos pero no vio a ninguno de ellos, por el contrario el destino parecía no hacer más que jugarle en contra. No muy lejos distinguió al Ravenclaw que tanto quería evitar y lo primero que hizo fue moverse de su lugar hasta llegar a uno donde él no podría verla y arrastró a Joao hacia el mismo sitio. Lo inevitable pasó, desde pensar en su última mentira- decirle que iría acompañada cuando claramente no era así ya que el llegar a último momento con Joao no contaba- hasta las anteriores, las que había dicho en Las Tres Escobas. Se sentía mal por eso, por haber encontrado en decir esas mentiras, el único modo de hacer que el chico se alejara, aunque de igual modo no había resultado tan bien como había querido. Eso no hacía más que hacer la culpa mayor. Por eso también debía evitarlo, porque no sabía qué iba a pasar si hablaba con él otra vez. Tenía sus motivos por haber dicho aquellas mentiras tiempo atrás, pero más le preocupaba la última.

Había una razón por la que la había dicho que ya tenía con quién ir a esa fiesta, cuando Kay la había invitado. Una razón que a duras penas había admitido tener. Recordaba que aunque había hecho hasta lo imposible para no cruzarse con él, Kay de algún modo había conseguido acercarse lo suficiente como para hacer aquella pregunta. La había tomado por sorpresa, en especial porque después de todo lo que le había dicho, le parecía extraño que Kay la buscara. No lo pensó por mucho tiempo, más aún, apenas él terminó de formular la pregunta, Ariadna dijo “ya tengo con quién ir” para alejarse lo más rápido que pudiera. Normalmente le habría dicho que no, como siempre hacía, pero esa vez no pudo hacerlo y dijo lo primero que le salió decir, aun cuando eso fuera una mentira. Y estaba esa razón por la cual no había dicho simplemente que no, una en la que pensó bastante después que sucediera eso.

Intentó dejar de pensar en el tema, porque no quería dejar de disfrutar de la fiesta. Se movió de donde estaba, pero otra vez vio a Kay, en esta ocasión más cerca, y ya no atinó a ocultarse “Ya regreso Joao, tengo algo que hacer” sin esperar que el hico le respondiera empezó a caminar. No estaba pensando, simplemente fue en dirección hasta el chico y se paró frente suyo “Necesito hablar contigo” le salió hacerlo, de algún modo necesitaba disculparse con él, aunque podría haber elegido otro momento y otro lugar que el baile, pero ya estaba ahí. El hecho de que en ese instante Kay estuviera solo y el hecho de sentirse mal por haberle mentido, fue suficiente para que ahora estuviera frente a él. Extraño que fuera ella quién lo buscara y no al revés, extraño que se acercara cuando quería evitarlo, extraño que de algún modo le molestara que él hubiera ido con alguien más cuando en realidad debía tranquilizarle- aunque esto último era una mera suposición pues no estaba segura al cien por ciento que Kay invitara a alguien más- extraño todo, pero así era “No voy a robarte mucho tiempo, así que podrás volver con tu…” se cruzó de brazos apartando un poco la mirada, se sentía enojada y por eso no había completado la frase “…con quien hayas venido” finalizó con un ligero tono molesto “¿Puede ser?” volvió a mirar a Kay y volvió a sentirse un poco nerviosa, algo que hacía tiempo no le ocurría. Se disculparía y listo, no parecía muy complicado ni que llevara demasiado tiempo. Hablaría de lo ocurrido en Las Tres Escobas, sobre la fiesta… esperaba no llegar a eso, porque tendría que admitir algo que realmente no quería aceptar en voz alta, menos frente a Kay. Tampoco supo si había escogido el mejor momento, puesto a que debía faltar poco para que el Director diera el discurso antes del comienzo de la fiesta. De hecho vio que todos estaban acomodándose para escucharlo pero no se movió, esperando tener el tiempo suficiente para disculparse. Pero quizás tuviera que esperar a que el director hablara, ya vería.

Llevaba pensando en ella todas las malditas vacaciones. No podía creer que no había disfrutado, como esperaba, de aquel momento de relax ¿Por qué debía venir a su mente justo ahora? Ella le había dejado claro, no quería nada con él ¿sería tan pesado como para acosarla? Y de golpe los recuerdos de medio año pasaron por su mente: Kay había sido el pesado que la acosó hasta que la dura realidad le golpeó en la cara. ¿Qué tan malo sería hacerlo de nuevo? Sinceramente demasiado mal. Ahora sabía que no le quería, antes sol especulaba, pero ¿cómo continuar cuando ya sabes el final?

Pero regresar al colegio era inminente. Así que el primero de año nuevo, estaba en el expreso de Hogwarts dirigiéndose al colegio. Baile de Año nuevo. Muchas cosas cruzaban por la mente de Kay en ese momento. Quién sería su pareja, que vestiría, que planes tenía, como pasaría la velada... y aunque se preguntaba ello constantemente durante los últimos días, su respuesta llegaba al mismo lugar: Ariadna. Por más que quisiera negarse que ya nada había y que la resignación que sentía significaba que al final quizás había desistido, porque (no lo reconocería) pero le dolía en lo más profundo que se negara tanto a estar a su lado que había comprendido, o eso quería creer, que era mejor no estarlo.

Pasó la mañana del día del baile rondando su sala común. Más específicamente en su dormitorio, no quería toparse con Ariadna. Ni siquiera tenía demasiada ganas para asistir, pero no podía no hacerlo. Tenía un orgullo y una autoestima que se lo impedía;
y así tuviera que fingir que estaba bien, iría. Su madre se había encargado de prepararle un traje (completamente negro, con un moño del mismo color y una perfecta camisa blanca). Así que sin rodeos marchó al Gran Salón. Solo. Raro, extraño y la verdad: Kay von Veltheim iba solo. Ya soportaría las burlas de sus primos por ello (aunque omitió que el que se burlaba de los demás era él no los otros). No era lo mismo, y a decir verdad en este momento (si pensaba en tiempos pasados) se imaginaba que estaría con ella...

... ¿es que no dejaría de pensar en Ariadna? Joder, que tenía que admitirlo y asumirlo y continuar;
pero la verdad es que no podía, y así quisiera continuar con su vida, con su negativa, ella estaba más que nunca presente en sus pensamientos. Pero se dijo que era producto de lo reciente que había sucedido todo, y que en menos de un mes estaría siendo de nuevo el Kay de todos los días... pero verla, y acompañada por ¿el brasilero? Le enfureció demasiado. Juraba que se iba a vengar de ese chico, así nunca le hubiera dado problemas antes. Ahora solo le caía mal por ser el que estaba con ella cuando él mismo no podía.

Mentiría si negara que no la miraba y la seguía con la vista. Así fingiera que estaba charlando con la primera persona que se cruzara. Era su típico “Si yo estoy genial ¿quién eras tú?” pero en el fondo la ira le carcomía y demasiado. Sin embargó, cuando e distrajo charlando con Russell de algo relacionado con el torneo y esas cosas, la voz de ella llegó a sus oídos. Primero pensó en que sería un delirio de su mente de nuevo, pero al girarse y verla, incluso se permitió una débil sonrisa. Se quedó mirándola directo a los ojos, esperando que dejara de hablar.

—Vale... tú dirás que quieres hablar— dijo serio, no por estar enojado, sino porque no se quería dar falsas esperanzas, quizás solo quería recalcarle que le dejara en paz en la velada o vaya uno a saber qué quería. Agradecía que no había empezado el discurso, pero dudaba que le importara en lo más mínimo—. Ven— le llamó, apartándose hasta cerca de las puertas, para estar en un lugar menos transitado—. Dime...— le pidió, ocultando el nerviosismo que sentía.

Lo primero que notó luego de pedirle a Kay hablar, fue el cambio del chico hacia ella. ¿Y no era eso lo que siempre había querido? Así había sido y sin embargo ahora no quería que fuese así. Por más que odiara tener que admitirlo, extrañaba al Kay de antes, aunque la molestara a cada rato, la persiguiera por donde fuera y no se cansara de invitarla a salir o hacerle algún regalo –que de uno u otro modo terminaba deshaciéndose de ellos- se daba cuenta que extrañaba eso, sus constantes insistencias. Pero entendía que fuera así ¿no había sido muy clara las últimas veces? Incluso había llegado a decir cosas de las cuales se arrepentía, y era por ese mismo motivo que estaba ahora frente a él. Quizás Kay no la perdonara y lo entendería, aunque esperaba que lo hiciera. Su plan era ir, disculparse y volver a la fiesta, pero ahora no estaba tan segura de eso.

Estaba por hablar cuando él la llamó para que fueran a un lugar con menos gente, cerca de las puertas, así que lo siguió sin decir nada. No sabía por dónde empezar pero tendría que hacerlo en cualquier momento. De fondo escuchaba que el discurso estaba comenzando pero faltaría un rato hasta que anunciaran a los campeones –momento en el que quería prestar atención- así que tenía tiempo. Seguía sin gustarle el modo en el que el Ravenclaw se dirigía a ella, porque descubría que, contrario a lo que había pensado siempre, no era lo que quería. Y descubría a su vez, que de algún modo le gustaba que él fuera como era, o bien había sido, todo ese tiempo, con ella. A pesar de los malos tratos, de las palabras frías e hirientes, él continuaba ahí. Pensó en las palabras que le había dicho en Las Tres Escobas, si seguía ahí sí debía haber algo de importante ¿de otro modo por qué aguantaría tanto?

“Yo…” se cruzó de brazos, algo nerviosa ¿por qué se sentía así? Claro, lo entendía y eso le molestaba. Empezaba a admitir y darse cuenta de muchas cosas que hasta ese día no les había dado la menor importancia. Kay le gustaba, el insoportable y –según entendía- mujeriego Kay le gustaba. Ni siquiera podía olvidar el beso que él le había dado semanas atrás, y cada vez que pensaba en ello se daba cuenta la razón por la que no lo había apartado desde un primer momento. Porque eso normalmente hacía cada vez que alguien se le acercaba de ese modo, pero no había pasado con él, porque más allá de lo que quisiera, había disfrutado ese momento y por eso había reaccionado del modo que lo hizo después. Levantó la mirada a Kay, definitivamente extrañaba al de antes.

“Quería disculparme contigo ¿sí? Hice y dije cosas que no debía, cosas de las que me arrepiento y de las que no me enorgullezco” le había mentido, en varias cosas, pero además se había mentido a sí misma. Habló rápido, soltando de una sola vez todo lo que tenía guardado “No quería hacerlo, simplemente… pasó. Era el único modo de que te alejaras Kay, y al principio ni siquiera sirvió” porque luego él se había acercado –a pesar de haber estado evitándolo- y la había invitado al baile donde había mentido una vez más “Pero ahora veo que sí, que conseguí lo que quería, o lo que creía querer. Porque ahora que me doy cuenta que lo logré, ya no lo quiero, yo…” se detuvo, estaba hablando demasiado, más de lo que había planeado y confesando cosas de las que no estaba preparada para confesar, a pesar de hacerlo. Las palabras le habían salido sin control, como normalmente le ocurría “Escucha Kay… lo lamento. Porque te mentí y no creas que me siento bien por eso, todo lo contrario” retomó el tema anterior, aunque todo lo dicho antes no iba a pasar desapercibido por Kay ¿o quizás sí? Su trato era diferente, así que quizás ni siquiera le importaba ya, quizás se retirara ahora con quién sea que haya venido con él y ni siquiera aceptara sus disculpas. Si bien lo entendería, esperaba que no fuera así.